Seguramente alguna vez habrás oído hablar de los Funko Pop!, unos muñecos cabezones que representan diferentes personajes de la vida real o de la ficción. Quizá incluso hayas visto alguno en tiendas o en Internet, ante lo cual existen dos opciones: o los odias o los amas. No son sorpresa las típicas críticas de: «¡Pero si son feísimos!», «¿En serio te gastas dinero en eso?», «¡Son carísimos!», etc. Es cierto que, a priori, sin saber nada más, gastarte 15€ (en general) en un muñeco de vinilo impacta. Yo misma lo pensé. Hace unos 6 años estaba paseando por el FNAC y los vi. Dije «¿¿¿¿¿Quién se gastaría 15€ en esto?????». Ay, animalet. Lo que te quedaba por descubrir.

Funko Pop! de Gloria Delgado-Pritchett
Síndrome de Diógenes
Cuando hablo de Funkos siempre me gusta hacer primero un apunte:
Coleccionismo ≠ Síndrome de Diógenes
El mundo del coleccionismo ha sido muy confundido con el Síndrome de Diógenes, pero hay que hacer la distinción: el Síndrome de Diógenes se caracteriza por acumular sin límite grandes cantidades de basura y desperdicios dométicos sin valor; mientras que en el coleccionismo se busca reunir piezas de una misma temática que sí tienen valor, ya sea a nivel de belleza y/o emocional.
¿Un coleccionista puede llegar a la obsesión y convertirse en un acaparador compulsivo? Sí. Hay que saber dónde están los límites, así como saber diferenciar entre ocio y patología. Dentro de este hobbie hay muchos tipos de coleccionistas: los que buscan completar sí o sí toda la colección de una temática (conseguir todos los Funko Pop! de GOT, p.e.), los que buscan sólo Funkos que les gustan sin el objetivo de completar toda la colección, los especuladores… Hay tantos tipos como personas en el mundo, pero siempre que se mantengan los pies en el suelo puede ser un hobbie tan beneficioso como cualquier otro.
¿Por qué coleccionas Funko Pop!?
Esta pregunta la he escuchado tantas veces como vidas tiene un gato. Cuando yo empecé a coleccionar Funko Pop!, hará unos dos años, no lo hice con un «¿Por qué?», sino que me dejé llevar. Compré uno, compré otro y hasta aquí. No obstante, no creas que ese afán por coleccionar surge de la nada y porque sí.
Todos coleccionamos algo en nuestra vida: cuadros, relojes, cromos, figuras del kiosko… Y suele ser en la infancia. Luego, según las personas, esa conducta se vuelve un hobbie o se queda como un recuerdo. Por ejemplo, en mi caso yo recuerdo coleccionar cromos de fútbol desde bien pequeña. Recuerdo ir súper entusiasmada a la plaza redonda con mi padre a ver si alguien tenía los cromos que yo buscaba. También me encantaba (y me encanta) tener merchandising de algunas de mis películas favoritas. Es una manera de aprender a buscar estrategias de resolución de problemas y aumentar tu creatividad.
El hecho de que ese hobbie se mantenga en el tiempo tiene que ver, en cierta parte, con su carácter emocional. Eres adulto, pero algo dentro de ti sigue siendo un niño/a. No te confundas, esto no implica inmadurez. La inmadurez es una personalidad a medio hacer, no saber afrontar adecuadamente los problemas. Tú sigues manteniendo una parte de tu infancia que te hacía feliz, pero con el aprendizaje de toda tu mochila de adulto. Eso sí es madurez. Una de las frases que más me han dicho desde que estoy inmersa en el mundo del teatro es «Nunca dejes de jugar». ¿Sabes por qué? Porque en el momento que dejas de jugar, dejas atrás a esa niña que tienes dentro porque crees que la madurez implica olvidarla, cuando en realidad la madurez implica saber escucharla. Coleccionar no es un síntoma de haberte quedado atrapado en una de las etapas de Freud, es saber valorar los pequeños detalles de las cosas que de verdad valoras.

Funko Pop! de Hamm (Toy Story)
Por todo ello, la respuesta a la pregunta que antes he planteado (¿Por qué colecciono Funko Pop!?) es simple y compleja a la vez. Colecciono porque me hace sentir bien y me hace escuchar a esa niña que a veces tengo olvidada.
¿Por qué Funko Pop! y no otra cosa? Creo que la respuesta a esta pregunta se centra en que materializan personajes que me gustan en un estilo unificado pero diferente. Si los miras, todos se parecen en algo, pero todos son diferentes. Y eso no todas las figuras lo tienen.
FUNko
En este post he intentado introducirte por qué me apasiona este hobbie, por qué está tan presente y por qué hablaré de ello en futuros post de este blog. La filosofía FUNko se centra en, como su propio nombre indica, la diversión (FUN-kompany) y ese es el objetivo de cualquier hobbie que te plantees. Incluso el de este blog.
Espero que hayas aprendido un poco más sobre esta filosofía, sobre el poder de escuchar a ese niño/esa niña que está dentro de ti y que a veces intentamos omitir. Si además te he introducido al mundo FUNko, bienvenido/a a la familia.
Como dice una cuenta que me encanta (FunkoBoss):
«Keep It “FUN”ko People! No Hate, No Competition!»
Sara

(Fuentes: